Visitó por primera vez Venezuela en el 2008. Fue operada de cataratas en sus dos ojos y la nítida visión que recuperó le permitió conocer la Isla de Margarita, donde quedó completamente enamorada del sabor criollo de la yuca, la arepa y las caraotas.
Ella es la señora Alicia Polo, una dominicana de 68 años de edad, quien por segunda vez es paciente de la Misión Milagro Internacional. En esta oportunidad, fue operada el pasado 13 de noviembre en el hospital Militar de Caracas, de la patología visual Pterigium lo que ella misma denominó como “una uñita en el ojo”.
Polo se define como una mujer devota de dos cosas: De la biblia y de los hermosos paisajes del estado Bolívar, en Venezuela, el cual remotamente conoce por televisión e internet.
“Quisiera conocer el Salto Ángel (Kerepakupai Vena) y esos ríos hermosos, pero por los momentos puedo leer la biblia a la hora que sea y eso se lo debo a Dios, primeramente, quien le dio salud al Presidente Chávez para que cumpliera con lo que manda la biblia de darle vista a los ciegos y alimento a los hambrientos”, expresó agradecida la señora Alicia.
Comentó que en su ciudad natal Santo Domingo, capital de República Dominicana, una cirugía de ojos resulta altamente costosa para las personas de escasos recursos, como es su caso.
“No iba poder operarme nunca allá. Me cobraban mucho dinero. Pero, ahora ha sido todo distinto porque gracias a Dios permitió que Chávez lo haga con todos los países pobres y por eso estoy aquí”, señaló.
La señora Polo llegó a Venezuela el pasado 11 de noviembre junto a otros 78 pacientes oftalmológicos provenientes de República Dominicana. Este grupo constituye el décimo de esa nación que se opera en el hospital Militar de Caracas, el cual se ubica como el segundo hospital que mayor cantidad de intervenciones de la vista realiza semanalmente.
El coordinador de la Misión en el hospital Militar, Coronel Gustavo Sosa, explicó que del total de pacientes que reciben, tanto venezolanos como extranjeros, un 10% corresponde a pacientes provenientes de hermanos países como República Dominicana, El Salvador, Honduras, Ecuador, Nicaragua, Costa Rica, incluso México y el 90% a pacientes venezolanos, quienes ingresan por consulta.
Antes de la Misión operarse de la vista era un sueño elitesco
El coronel Sosa informó que antes que existiese la Misión Milagro al año se operaban en el hospital Militar entre 137 y 140 pacientes.
Pero, una vez incorporada Misión Milagro como servicio oftalmológico público la cifra comenzó a incrementar, toda vez que el Gobierno Nacional mejorara y dotara con equipos y tecnología de punta las áreas quirúrgicas.
En el año 2004, las intervenciones de Misión Milagro en este hospital incrementó de 334 a 1000; en 2005 se operaron 2.526 pacientes; en 2007 fueron 3.764 y en 2008 la capacidad de resolución quirúrgica dio un salto a 7.000 pacientes operados al año, sólo en este hospital.
Sosa destacó que antes de la Misión en todo el país, en los 74 establecimientos de salud que atienden por Misión Milagro más los servicios privados, se operaban cuando mucho 5.000 pacientes.
“Y nosotros en el hospital Militar sólo durante el 2009 logramos realizar casi 13.000 intervenciones y hasta marzo de 2010 llevábamos 4.400”, señaló el coronel.
El hospital Militar de Caracas cuenta con seis quirófanos exclusivos para la Misión Milagro. En estos servicios se realizan operaciones simultáneas, arrojando una cifra diaria promedio de 35 intervenciones de la vista.
A juicio del coronel Sosa, uno de los aspectos fundamentales para el incremento de la capacidad quirúrgica en todo el país, fue la fusión interinstitucional, en materia de salud, se que produjo a partir de esta Misión.
Se trata del trabajo conjunto entre los ministerios del Poder Popular para la Salud y Defensa, así como del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS).
“Otra de las bondades y fortalezas de la Misión Milagro es que ha permitido que los hospitales tanto de Defensa como de Salud y del Seguro Social trabajemos en conjunto. Integrarnos y hacer una acción sinérgica con un mismo propósito. Ese que responde al convenio que firmó nuestro Presidente Chávez con Fidel Castro en un pueblito llamado Sandino”, enfatizó.
La Misión Milagro nació en el año 2004, tras la firma del convenio Sandino entre Cuba y Venezuela donde se estableció la meta de resolver los problemas visuales de 6 millones de personas pobres en 10 años.
Chávez rescató riquezas venezolanas para convertirlas en el milagro de los pobres
Como riqueza humana al servicio de los pueblos más pobres es el calificativo que Elpidio Candelario, un hombre de 61 años de edad que habita la región oriental de Santo Domingo, le da a Misión Milagro.
“El Presidente Chávez rescató las riquezas venezolanas para ponerlas al servicio de su pueblo y los necesitados del mundo. Cosa que ha demostrado en la práctica, en programas sociales internacionales como este”.
Durante su jornada de bienvenida a Venezuela, ofrecida el pasado viernes 12 de noviembre en el piso 12 del ala este del hospital Militar, Candelario expresó ser testigo fiel de los alcances de una Misión que coloca a Venezuela en lo más alto del mundo humanista.
“Ahora soy testigo de como la Misión Milagro viene a recoger las necesidades de las personas pobres, de cientos de personas de República Dominicana que han sido operados aquí (en Venezuela) y nosotros como países pobres nos vemos beneficiados con la política humanitaria del Presidente Chávez.
A su juicio y citando los testimonios de allegados y personas conocidas por Candelario, el Presidente Chávez es símbolo de humanidad no sólo para Venezuela sino para toda América Latina.
“Yo en República Dominicana nunca me había podido operar de nada, menos de la vista que es tan costoso. Ahora Venezuela me regala esta oportunidad y sólo fue por el Gobierno desarrollista y progresista que piensa también en los pobres que están a su alrededor”, sentenció el beneficiario.
El grupo de 79 dominicanos que se encuentran en el hospital Militar, en su mayoría ya fueron operados y cumple su postoperatorio, regresarán a República Dominicana el próximo 21 de noviembre en un vuelo privado de la aerolínea estatal Conviasa.
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